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Profe, ¿me enseñas de una manera más amena y práctica?

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En muchas ocasiones, me he llegado a preguntar de qué manera aprenden los alumnos con el sistema educativo que tenemos en España. Desafortunadamente, la gran mayoría de los centros, siguen una metodología tradicional que no está adaptada ni a los estudiantes ni a los tiempos en los que estamos.

Para muchos colegios, lo más importante es impartir los contenidos académicos, y cumplir los objetivos impuestos en las programaciones.

Pero, ¿se plantean en algún momento cómo adquieren esos conocimientos los alumnos? Muchos de ellos lo hacen por memorización y sin entender ni comprender absolutamente nada. Lo retienen en la cabeza, y cuando llega la hora del examen, lo escriben sin más, y sin haberlo asimilado.

Eso, a mi manera de ver, (ojo, únicamente es una opinión personal), no es forma de aprender.

Los alumnos, tienen que estar felices para poder aprender de verdad

Soy consciente, de que más docentes de los que me gustaría, afirman que no es necesario. Que la felicidad, no es relevante para que se de un adecuado proceso de aprendizaje. Pero para mí, eso no es cierto.

Yo, por ejemplo, cuando estoy triste, decaída o preocupada, no asimilo los contenidos bien. Me cuesta mucho estar concentrada y cumplir el objetivo. Sin embargo, cuando sientes que estás feliz, alegre y contento, todo se ve de otro modo distinto.

Se tiene la mente más abierta, y otra actitud totalmente diferente hacia los contenidos. Pero eso no pasa únicamente dentro de las aulas. ¿Acaso los trabajadores no son más productivos cuándo tienen un buen día y se sienten cómodos con ellos mismos? Claro que la felicidad y el estado de ánimo influye en la manera que tenemos de aprender.

Transmitir motivación, es cosa de los docentes y de los padres.

Para que el el aprendizaje sea óptimo, se tiene que dar una adecuada motivación tanto dentro del aula como en casa. No se puede decir siempre, que eso es cosa de los profesores.

Que esa es su tarea. Porque sí, es cosa suya cuando los alumnos están en el aula, pero cuando salen de ella, los que tienen que seguir trabajando en la autoestima y motivación de los estudiantes, son los padres. Desafortunadamente, muchos docentes y padres, no le prestan atención a este apartado.

Un alumno que se siente valorado, comprendido, y que es consciente de su propio aprendizaje, dará lo mejor de sí mismo cada día.

La educación emocional es importante. Aunque no se reconozca.

Saber gestionar las emociones, los sentimientos, y reconocer las de los demás, influye mucho en el aprendizaje. Hay alumnos, que se guardan lo que piensan, cómo se sienten, o sus opiniones, y eso puede provocar que no adquieran ni asimilen los contenidos de la misma forma.

Por eso, es increíblemente importante, que los docentes estén formados en inteligencia emocional, para que puedan actuar de guías para los alumnos en los momentos que sean necesarios.

Un estudiante, que se sienta libre de expresar sus emociones sin hacer daño a los demás, se sentirá menos estresado y tendrá menos presión en su día a día.

En muchos casos, la memorización no es el método adecuado.

He tenido la oportunidad, de estar con niños de Educación Primaria cuando estudiaban. Y he podido comprobar que cuando terminan, y les dices que te expliquen con sus palabras lo que ha comprendido del temario, no saben qué decir.

Sin embargo, les pides que te digan exactamente cada una de las lecciones tal y como ponía en el libro de texto, y no se saltan ni una coma. Eso quiere decir, que leen y estudian sin asimilar el contenido. Lo estudian únicamente con un objetivo: poder aprobar los exámenes. Y luego, la mayoría de ellos, lo olvidan.

Y lo olvidan porque no se ha dado un aprendizaje significativo. Y desde mi punto de vista, eso no es lo adecuado. El aprendizaje por proyectos, la resolución de problemas y de conflictos, son metodologías más prácticas, y quizás mejores para los estudiantes.

Los docentes, deberían enseñar de forma más atractiva.

Muchos profesores, no se toman su profesión ni su trabajo en serio. Llegan a sus clases, se sientan en las sillas, e impartir los temas programados para ese día. De esta manera, ¿Cómo esperan que los alumnos no se aburren y se desmotiven en clase? Hoy en día, si se quiere investigar un poco, nos damos cuenta que hay muchas metodologías que podrían aplicarse en las aulas, y que podrían llamar más la atención a los estudiantes.

Los alumnos, deberían tener más oportunidades de investigar, de buscar información, de preguntar, de debatir, de ser conscientes de su propio aprendizaje. El aprendizaje cooperativo, la gamificación, y cambiar de escenarios al dar las clases, podría resultar más atractivo para los estudiantes.

Sí, los docentes tienen que descubrir los talentos de los alumnos

Estoy convencida de que todos los alumnos tienen un talento. A cada uno, se le da bien cosas diferentes entre sí. Está claro, que cada alumno tiene sus cosas buenas y sus puntos fuertes.

Es tarea de los profesores, sacarlos a relucir, y que los estudiantes se den cuenta y sean conscientes de sus virtudes. De esta manera, aprovecharán sus talentos al máximo y les sacarán un gran partido.

No hay aprendizaje sin emociones de por medio.

Soy de las que defienden, que para que se de un adecuado proceso de aprendizaje, los alumnos tienen que emocionarse, tienen que ilusionarse, tienen que disfrutar de sus días en el centro al máximo.

Tienen que tener ganas de ir al colegio, tienen que vivir experiencias nuevas, tienen que sorprenderse. Y sí, también tienen que divertirse. Tienen que poder sentirse ellos mismos en las clases, sin miedos. Y cada jornada, tendría que ser sin duda, la más emocionante.

Así, se estarían formando a estudiantes comprometidos, comunicativos. Así, la gran mayoría de alumnos, adquirirían los contenidos de manera significativa y comprensiva. Creo, que de esa manera se estaría dando un genial proceso de enseñanza-aprendizaje.

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