
Colombia propone integrar biodiversidad y clima en agenda global de la COP30
En el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas y la Semana del Clima, Colombia presentó su propuesta para integrar la biodiversidad en la agenda climática global, durante el evento ministerial “Hacia un futuro resiliente: sinergias entre el clima y la naturaleza de cara a la COP30”. La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible (e), Irene Vélez Torres, destacó que la crisis climática y la degradación de la biodiversidad son fenómenos interdependientes que requieren acciones conjuntas, urgentes y vinculantes a nivel internacional.
El evento reunió a ministros, altos funcionarios y socios internacionales, con el objetivo de posicionar la propuesta colombiana de cara a la COP30 de Cambio Climático. Vélez Torres enfatizó que la fragmentación entre la crisis climática y la pérdida de biodiversidad favorece intereses de industrias contaminantes y perpetúa el llamado “capitalismo verde”, en detrimento de la acción efectiva para la protección de los ecosistemas. Según la ministra, la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) mundial depende de ecosistemas saludables, incluyendo bosques, ríos y suelos, por lo que su degradación afecta la estabilidad económica, la seguridad alimentaria y el bienestar global.
La iniciativa de Colombia busca que la COP30 adopte un marco orientativo que integre sinergias entre cambio climático, biodiversidad y financiación de suelos. El objetivo es garantizar que las acciones climáticas globales no se implementen de manera aislada, sino que contemplen la protección de ecosistemas estratégicos y la participación de comunidades locales, pueblos indígenas y afrodescendientes, quienes actúan como custodios de los territorios.
Como primer paso, Colombia propone la creación de un Grupo Especial de Expertos en la COP30, encargado de formular recomendaciones para incorporar la biodiversidad en las decisiones globales sobre la acción climática. Además, la estrategia contempla una coordinación más estrecha entre las secretarías de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) y la Convención de Lucha contra la Desertificación (CLD), con el fin de garantizar que las decisiones sean coherentes, basadas en ciencia y de aplicación práctica a nivel global.
La ministra Vélez Torres subrayó que se requiere un mandato político claro que transforme la ciencia en decisiones multilaterales vinculantes. La integración de clima, biodiversidad y gestión sostenible de la tierra no es opcional, sino urgente, y es esencial para cumplir con los compromisos de mitigación, adaptación y resiliencia frente al cambio climático.
En su intervención, Vélez Torres destacó la importancia de situar la Amazonía en el centro de la agenda global. El ecosistema amazónico no solo es vital para la regulación climática y la biodiversidad, sino que también alberga comunidades locales que han conservado sus territorios durante generaciones. La ministra insistió en que estas comunidades deben ser protagonistas de la gobernanza, la financiación y la toma de decisiones, asegurando que sus conocimientos tradicionales y estrategias de manejo sostenible sean reconocidos y apoyados internacionalmente.
Colombia también puso sobre la mesa la necesidad de transformar los sistemas financieros internacionales para enfrentar la crisis climática. La ministra Vélez Torres señaló que los países del sur global, incluidos Colombia y otras naciones latinoamericanas, requieren recursos suficientes y acceso directo a fondos climáticos, evitando la dependencia de intermediarios y los techos de deuda que limitan la acción local. Asimismo, destacó la importancia de incorporar enfoques de género y generación en la asignación de recursos, garantizando que las soluciones climáticas beneficien de manera equitativa a todas las poblaciones afectadas.
El abandono progresivo de los combustibles fósiles es otro eje central de la propuesta colombiana. La ministra advirtió que la protección efectiva del clima y la biodiversidad no será posible mientras continúe la dependencia de carbón, petróleo y gas. Propuso transiciones justas, con apoyo a los trabajadores y comunidades afectadas, para avanzar hacia economías bajas en carbono y sostenibles a nivel social y ambiental.
El evento ministerial también permitió a Colombia reafirmar su compromiso con la acción climática global y la promoción de políticas basadas en evidencia científica. La participación de actores internacionales y la discusión sobre financiamiento, gobernanza y resiliencia climática posicionan al país como un líder regional en la integración de la biodiversidad en la agenda climática global.
Además de la propuesta formal para la COP30, Colombia presentó estudios y datos sobre la relación entre biodiversidad, seguridad alimentaria y desarrollo económico. Según cifras del Ministerio de Ambiente, más del 50 % de los sectores productivos del país dependen de ecosistemas saludables, incluyendo agricultura, pesca, turismo y conservación de recursos naturales. Esta evidencia refuerza la necesidad de integrar la biodiversidad en los compromisos internacionales sobre cambio climático, evitando impactos negativos sobre la economía y las comunidades locales.
El enfoque colombiano también resalta la importancia de la participación activa de mujeres y jóvenes en la acción climática y en la protección de la biodiversidad. Al incluir perspectivas de género y generación, se garantiza que las decisiones globales consideren la equidad y la justicia social, así como la sostenibilidad ambiental a largo plazo.
La propuesta de Colombia se perfila como un paso clave hacia una COP30 más inclusiva, integradora y efectiva, en la que los compromisos climáticos estén alineados con la protección de la biodiversidad, la sostenibilidad de los suelos y la justicia social. Esta iniciativa refuerza la posición del país como referente en la acción climática global, comprometido con soluciones basadas en ciencia, participación comunitaria y cooperación internacional.
Con estas acciones, Colombia busca consolidar un modelo de gobernanza climática que integre la biodiversidad como un componente central de la agenda internacional, garantizando que la protección ambiental, la resiliencia económica y la equidad social se aborden de manera simultánea y coherente. La propuesta presentada durante la Asamblea General de la ONU y la Semana del Clima posiciona al país como un actor clave en los debates globales de cara a la COP30 y refuerza su liderazgo en América Latina y el Caribe en materia de acción climática y protección de ecosistemas.