Miguel Agustín Cotes Brugés, conocido afectuosamente como Lucky Cotes, dejó un impacto perdurable en Riohacha, no solo como un empresario destacado, sino también como un mecenas cultural y un amante apasionado del vallenato.
Su vida y obra están entrelazadas con la historia y el desarrollo de esta ciudad caribeña, donde su influencia se extendió mucho más allá de sus éxitos empresariales.
Antecedentes Familiares y Orígenes
Nacido hace 71 años en Riohacha, Lucky Cotes provenía de una familia prominente con raíces profundas en la región del Caribe colombiano. Su ascendencia, ligada al comercio y la cultura local, marcó el tono para su futura carrera y compromiso con su comunidad.
Vida Personal
Lucky Cotes no solo fue un empresario visionario, sino también un individuo profundamente comprometido con el tejido social de Riohacha.
Casado con Segunda Gómez, formó una familia extensa y unida que fue el centro de su vida fuera de los negocios. Su amor por la música vallenata y las rancheras era bien conocido, y llegó a grabar un CD con Enrique Bernier, demostrando su pasión por el folclor local.
Educación y Formación
Educado en el Colegio La Divina Pastora de Riohacha, Lucky Cotes desarrolló desde joven una red de amistades cercanas que perduraron a lo largo de los años.
Este entorno educativo no solo moldeó sus valores personales, sino que también sentó las bases para su futuro como líder empresarial en la región.
Carrera Profesional
Aprovechando las oportunidades económicas generadas por el auge del café y la marihuana, Lucky Cotes construyó una fortuna significativa en Riohacha.
A diferencia de otros empresarios que buscaron oportunidades fuera de la ciudad, él optó por invertir en su comunidad, destacándose con la construcción del hotel Arimaca y su asociación con la desaparecida Aerocóndor, una línea aérea que conectaba a la región con el resto del país.
Contribuciones y Legado
El legado de Lucky Cotes va más allá de sus logros empresariales. Fue un filántropo generoso que utilizó su riqueza para embellecer Riohacha y generar oportunidades de empleo significativas.
Su compromiso con la cultura vallenata se manifestó en iniciativas como la Fiesta de los 40, un evento anual que reunía a los exalumnos del Colegio La Divina Pastora y que se convirtió en un símbolo de fraternidad y camaradería en la ciudad.
En la Actualidad
Aunque Lucky Cotes falleció el 29 de agosto en la Clínica la Asunción de Barranquilla, su presencia sigue siendo palpable en Riohacha.
Es recordado como un líder comunitario visionario que no solo acumuló riqueza, sino que también supo redistribuirla en beneficio de su ciudad y sus habitantes.
Su influencia perdura en los proyectos que él inició y en el recuerdo de aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y trabajar junto a él.
Conclusión
Lucky Cotes dejó un legado profundo y duradero en Riohacha, donde su nombre sigue siendo sinónimo de integridad empresarial y compromiso social.
Su vida y obra son un recordatorio de cómo el éxito puede medirse no solo en términos financieros, sino también en el impacto positivo que se genera en la comunidad.
Su memoria perdurará como un faro de inspiración para las generaciones futuras.